Se ha abierto mi carne con una mirada
mi voluntad con un olor cercano
la sonrisa con el recuerdo del mar del norte.
Eres la presencia constante de la no presencia
estas calles que son montañas
lo son de un anhelo inabordable.
Lo nuestro es delicado
seda de araña
que brilla con la luz
y cuando viene la noche
la oscuridad acentúa el fulgor
que te llevas
el brillo que te llevas
de mis ojos mirando al cielo
ya me estoy volviendo alma
las carnes abiertas se secan al sol
arañas tejen sin cesar
una pared de hilos que nos separa.
Nacer para huir del negro
atravesarse por el dolor de la belleza
el mismo que diseña el insomnio
el que promete escenas de lo sublime
cómo decirles que nací con la palabra
y que los seres como yo habitamos
entre éste y otro lugar
entre el ansia del deseo
y la pereza de lo mundano
entre el amar y el huir
no llegaréis a mi intimidad
ese lugar sólo es accesible por el azul
de miradas cargadas de intenciones
de palabras colgadas de labios húmedos.
(inspirado en los versos de Isabel de los Ángeles Ruano).